Silencio

Silencio

El silencio no es ausencia de sonido. El silencio es ausencia de perturbación.

Evidentemente un entorno silencioso, literalmente silencioso, o sea entendido como la ausencia de vibraciones audibles, o una suave música de fondo, o el sonido de la naturaleza… conforma un entorno ideal para meditar. Pero la meditación puede hacerse presente en cualquier circunstancia, incluso en presencia de ruido.

Y es aquí donde la meditación puede ser muy útil; en medio del ruido. Y del peor ruido: el ruido mental.

El silencio es la ausencia de perturbación externa y, sobre todo, interna.

Sin embargo, el silencio como ausencia de sonidos, como entorno de recogimiento, de calma, de serenidad… es un potenciador de lo que podríamos llamar “estado apropiado para la meditación”. Si se ha experimentado, y saboreado, es fácil de entender. Además, como entes vivos, somos también vibración, y toda vibración nos afecta.

Dependerá de cada cual, pero ¿afecta igual el sonido del tráfico, los gritos, las máquinas trabajando, un portazo, el estruendo de algo que se cae… que el sonido de las olas del mar, la brisa acariciando los árboles, el maullido de un gato, el canto de los pájaros en plena naturaleza, la bocina de un barco en la lejanía…?

Prescindamos del hecho físico: sonido o silencio. Y quedémonos con la sensación. Esa sensación puede ser independiente del estímulo que llegue al oído. Esa sensación puede ser, y de hecho es siempre, interna. El ruido puede llegar a no perturbar, tanto como puede también perturbar el silencio.

Y dentro de mí, ¿qué ocurre? Si mis pensamientos no dejan de hacer ruido ¿cómo puedo encontrar el silencio?

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